La muerte es algo muy presente en los Balcanes. Árboles y paneles exponen en cualquier lugar de las ciudades las esquelas de los muertos, en los lugares musulmanes hay antiquísimas tumbas en parques o plazas, las carreteras jalonadas de lápidas recordando el lugar en que un ser querido tuvo un accidente mortal. Tanta presencia de la muerte da la impresión de que es un hecho aceptado plenamente como parte del ciclo vital.
En una calle en Bar (Montenegro) un panel exhibe esquelas de fallecidos recientemente.
Esquela de un ortodoxo y de una señora comunista.
Hay lugares en los que las esquelas se concentran de forma especial: Entrada a un club de pensionistas
La mayoría de los periódicos tienen varias páginas dedicadas a publicar esquelas. En ocasiones, la misma persona se repite varias veces, según la cantidad de amigos, familiares o compañeros que tuviera.
Si las esquelas incluyen la foto del fallecido, las lápidas tienen grabadas también imágenes del difunto. Esta mujer está enterrada en un pueblo que se llama Tomici, al oeste de Montenegro.
La tumba de Sanja, en un cementerio en las afueras de Podgorica. Murió cuando tenía 19 años.
La lápida tiene grabada una foto de la difunta. El grabador ha reproducido hasta las transparencias de la camiseta.
Lápida acompañada de fuente en un camino por las montañas, también en Montenegro.
Lápida en la carretera entre Šćepan Polje y Foča (Bosnia y Herzegovina)
30 años, fallecido en 1980, patillas, pantalones de campana, el Zastava 750…
Y esta no me resisto a incluirla. Me llegó de un amigo, no tengo ni idea de dónde se encuentra esta obra de arte del kitsch.
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Miguel, otro ejemplo lo tienes en el puente que hay frente a la oficina del OHR. Hay una placa que conmemora a una mujer que murió allí, supongo que durante la guerra. Pues bien, el 8 de marzo alguien se molestó en ir a poner flores en la lápida por el día de la mujer, y no un clavel, no, una cesta bien grande.
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